Desafíos de la tercera edad
En la tercera edad, más que en ninguna otra, somos más propensos a ser presas de emociones tales como el miedo, la inseguridad, la incertidumbre, la ansiedad y las preocupaciones. Son emociones que, experimentadas en forma exagerada, podrían impedirnos movernos hacia adelante y atarnos a un estado de vida indeseado.
Los barcos suelen estar más seguros atracados en puerto; pero ellos no fueron construidos para eso. Tampoco los seres humanos podemos dejar de movernos hacia adelante por estar atados a nuestra zona de seguridad o a factores de edad. El ser humano no fue creado para estar atado a un mismo estado de vida. Todo lo opuesto. Hemos sido creados para traer a manifestación lo mejor de nuestro ser y ponerlo al servicio de la creación del Todopoderoso. Lo cual hacemos convirtiendo en realidad nuestro propósito de vida, independientemente de la etapa de vida en que nos encontremos. De manera, que estar en la tercera edad no es motivo para dejar de movernos hacia el logro de metas ambiciosas que aporten positivamente a la sociedad y a nuestro propio bienestar.